La respuesta suele ser contundente, todo lo bio o eco es más caro que si no lo lleva escrito.
Tener la despensa ordenada, radica en la cantidad de alimentos que compramos y que puede que NO todos sean necesarios, cocinar de forma saludable no lleva más tiempo, hemos entrado en un círculo vicioso de velocidad que parece que se nos olvidó cocinar o la mente no tiene tiempo de parar y pensar qué comer.
Solo hace falta recodar las despensas de nuestras abuelas, productos básicos, fruta, verdura y hortalizas, conservas naturales…
Y es que con todo lo acontecido y en los tiempos que vivimos incrementar en un 8-12% el valor de las compras puede significar mucho.
Ahora bien, vamos a darla la vuelta a la tortilla:
Quizá en consumo de forma no ecológica es demasiado barato, frente al ecológico. Si reducimos cantidad y aumentamos calidad, existe el equilibrio.
Por norma general en muchas casas, si hablamos de postres lácteos hay:
Yogures de sabores
Actimel
Cuajada
Petit suite y Danonino….
Si nos centramos en un consumo más consciente y pensamos…: ¿realmente necesitamos todos esos productos o simplemente por el mero hecho de tenerlos nos fuerzan a comprar o consumir?
La guinda la encontramos al añadir la palabra saludable, compro yogurt natural, le añado los topping que me apetezcan en ese momento, frutos secos, chocolate al 85%, fruta… y así controlamos la ingesta de azúcar sobretodo en niños.
Resultados a tener:
Pasar de tomar un postre lácteo porque si a tomar más fruta.
Resultado económico:
Pues quizá por una diferencia de 2€ menos cantidad, pero mayor calidad y esa diferencia la empleamos en consumo de fruta fresca.
Seguimos analizando, si al hacer la compra en el supermercado compramos bebidas azucaradas o bollería industrial, con un precio medio de 2€ la unidad, nadie te tacha de bicho raro, se lleva las manos a la cabeza, más bien pasas desapercibido y por supuesto nada de ser la noticia del día o que decir de los comentarios que te ahorras por no dar azúcar a tu hijo.
Pero no veo a nadie que te informe sobre las consecuencias de tomar en exceso o de forma habitual esa compra, que puede crear adicción, generar obesidad y posiblemente afectar al hígado, a tu sistema nervioso o ser más propenso de padecer diabetes.
Ahora bien, si seguimos con el ejemplo de los lácteos y metemos en el carro de la compra kéfir, por ejemplo, olvidándonos de los comentarios que, seguro que cambian y centrándonos en lo importante, el ticket de compra se vería afectado como un par de euros, pero erradicamos la lista de posibles problemas y aumentaríamos los beneficios para nuestro organismo.
El problema no lo tenemos en lo caro o barato que resulta un producto sino en la desinformación y falta de educación alimentaria. Que estemos acostumbramos a consumir habitualmente unos productos o la excusa que siempre fue así, no es solución.
Las comparaciones son odiosas, pero… párate a pensar, con lo que cuestan unas zapatillas de marca de última temporada puedes llenar el carro de la compra de productos ecológicos un par de meses.
Todo depende de la perspectiva y prioridades ¿Cuál es tu forma de consumo?
Y es que una etiqueta no lo dice todo sobre un producto, podemos tener producto no certificado en ecológico, pero tan cuidado su proceso de producción y elaboración que tenga una calidad excepcional, existen muchos factores productivos que influyen en la calidad de los alimentos, piensa por un momento en los grupos de consumo o en los huertos urbanos.
Consumir productos bio o eco no es caro, lo que sale realmente caro es pensar que nuestras acciones no hacen daño o no tendrán consecuencias mañana.
Cuidar el planeta está en la mano de todos, si nosotros lo cuidamos el cuidara de nosotros y estaremos cuidando a las personas que queremos.
Puedes quedarte por aquí y… ¡encontraras todo lo que necesitas en un solo lugar!
Recuerda que lo caro o barato lo marcan nuestras prioridades y no una etiqueta.
¿Sigues pensando lo mismo?
Te leo….